Actualizar la estrategia y los métodos en nuestras acciones para captar y potenciar los recursos humanos de nuestro negocio.
Me he permitido titular este artículo con una frase que hemos oído y tal vez pronunciado en muchas ocasiones dentro del mundo de la empresa, independientemente de su tamaño, actividad, situación. El problema es... encontrar personal.
Luego en el periódico o en el telenoticias nos abrumaran con cifras –a veces estremecedoras– de desocupados, con índices oscilantes de paro por edades, por grupos por sectores, por zonas. Cuando se intenta extrapolar ambas situaciones la mayoría de las veces se siente una indefinible sensación de desconcierto. No sé si a ustedes les ocurre algo parecido. Si es así crean que me sentiré mas aliviado.
El problema del personal que como el del tráfico es permanente, salvo escasas y muy contadas ocasiones, también tiene sus “horas punta”, que en el mundo laboral se llama “temporalidad”, son épocas estacionales o no, en donde el problema se agrava, o sea que cuando más prisa tenemos más tardamos en llegar.
“Se necesita...” un déficit en RR.HH
Dos palabras que inician la exposición de un problema, dos palabras que inician la solicitud de personal laboral, desde la más radiante web hasta el primitivo cartelito caligrafiado a mano y no siempre exento de faltas ortográficas, adherido al cristal del aparador o a la puerta de acceso. ¿Se trata de un déficit endémico de recursos humanos, o de una necesidad cíclica común? En cualquier caso, algo que en los últimos tiempos se ha intensificado en determinados sectores, particularmente dentro del sector de servicios, y sin duda el comercio es quien más agobiado está. Con la oportunidad de poder tratar este tema con comerciantes de diferentes lugares de España, la coincidencia ha sido generalizada e inmediata y dentro de la mercería diría sin exagerar que unánime, hasta el punto de cercenar no pocos proyectos, de hacer fracasar nuevas actividades o, simplemente, impedir ofrecer un mejor servicio. Evidentemente , en el comercio hay actualmente una demanda muy por encima de la oferta disponible, incluso sin la exigencia de un conocimiento previo en una determinada especialidad comercial, ni tan siquiera de una experiencia genérica. Un simple y escueto “Se necesita” y basta.
Especialistas en mercería
En nuestro caso específico la situación problemática para
la contratación de personal de mostrador es mayor. Uno puede vender zapatos
y con un rápido reciclaje pasar a vender jarrones, o lencería
fina pero si debe enfrentarse a los miles de artículos de una mercería
la situación no es la misma y necesita algo más de tiempo para
poder desenvolverse y mucho más para ser un buen vendedor.
Una particularidad que no he podido comprobar si se produce en otros sectores
o especialidades del comercio al detalle, es que generalmente el personal de
mostrador de las mercerías acostumbra a ser estable, incluso con personal
joven –joven laboralmente hablando- como si una vez dentro de los entresijos
merceros y superada la etapa de capacitación, se produjera una especial
atracción lo suficientemente satisfactoria para no abandonar esta especialidad,
o tal vez demuestre que se quiere rentabilizar el tiempo invertido en la formación
profesional. Pero, lamentablemente, esta circunstancia de una cierta fidelización
al sector no soluciona el problema.
Del perfil solicitado a la contratación realizada
Generalmente el perfil solicitado en nuestro sector para la contratación de vendedores, se ciñe a unos especiales tópicos: gente joven, con experiencia en el trato con el público y con conocimientos del ramo. He dicho vendedores cuando en realidad debería haber usado la palabra “dependientes”, palabra mucho más corriente en el uso cotidiano, pero que no me gusta porque define “de facto” una posición que no puede ni debe aceptarse. Un vendedor es alguien con independencia e iniciativa; un dependiente, como su propio nombre indica, es alguien que depende de otra iniciativa, que le imposibilita para una actuación completa. Y si bien el hábito no hace al monje, convendrán que hay muchos vendedores que son dependientes y pocos dependientes que son vendedores. Situación que por desgracia no es habitual solo en nuestra especialidad, sino en otras muchas y cuyos efectos notamos y lamentamos cuando actuamos como consumidores.
Si bien es cierto que la solicitud expresada anteriormente se desenvuelve en unos términos más bien modestos, en la mayoría de las ocasiones tiene poca, escasa aceptación. Pocos candidatos y muy pocos interesados en nuestra oferta tras la entrevista de rigor.
¿Y si abordamos otro tipo de perfil?
¿Y si en lugar de “joven” colocamos un “con ganas de
trabajar”? que aleja cualquier sentido restrictivo a nuestra oferta. Al
fin y al cabo, joven es un término relativo, inconcreto y altamente discriminatorio
, y estar detrás del mostrador de una mercería no implica un esfuerzo
apto solo para un alto nivel de condiciones físicas o mentales. Existen
muchas personas laboralmente jóvenes, con necesidad de trabajo, y con
buenas posibilidades de ejercerlo que están cansadas de tropezar constantemente
con el obstáculo de la “edad” que les impide todo acceso.
Por lo que atañe a la solicitud de experiencia en el trato con público,
podríamos enfocarlo de otra manera: “personas abiertas y dialogantes”.
¿Ustedes no se han cruzado a menudo con gente que lleva años en
contacto con el público, que pueden alardear de mucha experiencia en
este aspecto, pero que no son ni abiertas ni dialogantes, y que solo hacen ostentación
a quienes acuden a ellas de su eterno humor de rabiosa úlcera de estómago?
Saber tratar al público no es una cuestión de experiencia; es
una disposición, una capacidad de empatía que debe tenerse, que
puede desarrollarse y mejorarse, pero que no se adquiere por el simple hecho
de estar en contacto con el público.
La postrera de nuestras exigencias es que los candidatos tengan experiencia,
cuando sabemos que esta particularidad es ciertamente difícil de hallar
¿Por qué no la cambiamos por: “ofrecemos formación”?
Es algo mucho más atractivo y estimulante, y si convenimos en que casi
siempre acabamos haciéndolo es más lógico en este punto
empezar por el final. El tema de la formación es tan importante y atractivo
que esperamos poder desarrollarlo en otras ocasiones.
Bien, ya tenemos nuestro nuevo perfil, detrás del “Se necesita”
pondremos: vendedor con ganas de trabajar, hábil y dialogante. Ofrecemos
formación.
Lógicamente, no se trata de copiar este enunciado, cada uno de ustedes
sabrá muy bien adecuarlo a sus circunstancias y necesidades, se trata
solo de apuntar un nuevo sistema de oferta, de plantear nuestra demanda en unos
términos más abiertos, más atractivos, más estimulantes,
romper esquemas cuya caducidad se ha sobrepasado, utilizar los métodos
que son actualmente el abc de los especialistas en recursos humanos y muy distintos
a los de hace pocos, escasos años.
Una colaboración a tiempo parcial
Hay una nueva concepción en el desarrollo de la sociedad, en sus hábitos
y costumbres a las que debemos sujetarnos para mantener nuestro “feeling”,
esta complicidad con el cliente que debe hacernos llegar a la condición
de imprescindibles. Nuestra actual legislación laboral nos permite la
contratación a tiempo parcial y es un recurso que puede ser un buen aliado
para el comerciante mediano y pequeño. Solo cabe tenerlo en cuenta, estudiar
sus ventajas respecto a nuestra situación, y realizar el esfuerzo de
adaptación que supone a nuestra empresa. Existe un importante colectivo
–especialmente de mujeres– que buscan un trabajo que les permita
realizar una conciliación con sus deberes familiares, y una contratación
a tiempo parcial podría ser una muy buena solución a su problema...
a la vez que podría serlo para el nuestro. Estas circunstancias tan comunes
fueron el desencadenante de un programa que realizó en Departamento de
Trabajo de la Generalitat de Catalunya ante una realidad social que lo pedía
a gritos según las cifras referidas solamente a esta Comunidad Autónoma,
según las cuales más de 56.000 personas están en una situación
de paro de larga duración, de las cuales 45.000 son mayores de 40 años,
y un 60% son mujeres.Un número importante de personas que padecen una
auténtica enfermedad social crónica, que lleva al Departamento
de Trabajo a realizar un nuevo proyecto de inserción mediante un convenio
de colaboración con la Agrupació de Botiguers de Catalunya (ABC)
con la intención de poder facilitar en una primera etapa, la inserción
laboral de unas 3000 mujeres en el sector comercio. Si tenemos en cuenta que
en los 111.000 comercios de esta comunidad, trabajan 385.000 personas, de cumplirse
la previsión de este convenio –calculada en cierto modo a la baja–
se conseguiría casi un 10% de nueva contratación que podría
ser un principio de solución a la demanda existente en este sector.
Este programa se inicia con una información del mismo a todas las mujeres
mayores de 45 años y con prioridad a las que ya habían trabajado
en alguna ocasión en el sector comercio. Después se realiza una
etapa de orientación y entrevistas y otra de formación. con prácticas
a cargo de la Agrupación para dotarlas de la profesionalidad necesaria
y poder satisfacer las demandas de todo el comercio minorista. Con un seguimiento
individualizado para cada caso y la consecución de un contrato estable
(a tiempo parcial o jornada completa) como última fase, concluye el programa.
Faltan todavía algunos meses para llegar su final –previsto para
diciembre de 2003 –y según sean los resultados obtenidos se podrá
realizar una renovación. En cualquier caso, podemos anticipar que es
una interesante propuesta y un medio adecuado a los momentos actuales para dar
solución a una manifiesta problemática tanto para quienes necesitan
personal, como para quienes buscan un trabajo.
Conseguir buenos colaboradores para nuestra empresa seguirá siendo una tarea que siempre conllevará algunas dificultades, pero hemos de utilizar los nuevos medios y las actuales estrategias para que no sea un problema enquistado que nos impida desarrollar nuestra expansión o mejorar las posibilidades de nuestro negoció. Como todo o casi todo, la panorámica del mundo laboral ha cambiado, para bien o para mal, pero no podemos actuar del mismo modo que hace un montón de años, sería una equivocación que no debemos permitirnos.
Manel Doménech
ASEMFO
Asociación Empresarial de la Mercería y la Fornitura