LA MERCERÍA COMERCIO DE PRESTIGIO*
Eulàlia Ubach
Directora de la revista “Labores del Hogar”
* Con este mismo título y contenido, la autora de este artículo
desarrolló una conferencia dentro del programa de actividades realizado
con motivo de la celebración de la pasada edición de la feria
INTERMERCERÍA en Madrid. Por su contenido lleno de interés, por
la visión global del sector a lo largo del tiempo y la esperanza con
que Eulalia Ubach ve el futuro, consideramos de gran interés su publicación
con el fin de que pudiera ser conocido por los profesionales cuya asistencia
no fue posible aquel día.
ASEMFO
A principios de los años sesenta, cuando yo tenia 13 o 14 años,
mi madre me llevó a una tienda de lanas para labores. Iba a comprar lana
para hacerme un jersey. Ella y la vendedora eligieron la calidad y yo el color.
Sólo esperaba con ganas llegar a casa para empezar. Pero lo que he recordado siempre son las palabras de la vendedora que me dijo: “Hay dos momentos mágicos para quién realiza una labor: Al empezar, por la ilusión de realizar la labor que hemos elegido y saber que seremos capaces de hacerla. Al acabar, por el fin conseguido, la satisfacción personal y despertar la admiración de los demás. Es entonces cuando sentimos un fuerte deseo de empezar otra labor”.
Esta vendedora anónima me explicó a través del sentimiento la base de las motivaciones del consumo de labores. Me anticipó el futuro y me vendió: ILUSIÓN y PRESTIGIO.
¿Quién es el consumidor de la mercería?
La mujer, es evidente, refiriéndonos tan solo a la estadística.
Sólo un 2% de consumidores de labores son hombres.
¿Por qué?
Factor antropológico: Desde sus orígenes la sociedad humana ha
atribuido al “rol” femenino alimentar, vestir y cuidar a la familia,
especialmente a bebés y niños.
Factor social: Hoy aún pervive esta tradición del “rol” femenino: “quién teje un jersey o hace punto de cruz, inconscientemente, siente que es capaz de vestir a los suyos” dice M. Stanley en su libro “El tejido de Punto”. Me atrevería a decir que es casi un mandato genético.
A partir de aquí, hablaré de consumidores, si menospreciar a los hombre que están entrando en el mundo de las labores y manualidades con tanta ilusión
Origen histórico de la mercería.
En la Europa medieval, la artesanía creaba y realizaba todos los objetos
necesarios en la vida cotidiana.
Entre los S/ XIV y XVII, los artesanos ya habían organizado sus gremios,
que proveían a sus clientes de toda clase de pequeños accesorios
para la confección de su indumentaria, e incluso hasta el siglo XIX vendían
los tejidos.
Fue entonces cuando formaron el gremio de LA MERCERIA, que como define el Diccionario
de la Lengua Española ejercían un “Comercio de cosas menudas
y de poca entidad”. Eran... las primeras MERCERÍAS.
En la edad media, la mayoría de la población era muy pobre y el
pueblo común no tenia tiempo más que para procurarse su supervivencia,
pero la nobleza y la aristocracia, junto con la iglesia eran poderosas, cultas
y una reserva de la cultura. Las mujeres nobles practicaban ya como “hobby”
o afición, el hilado, tejido, el bordado, la tapicería...así
como también los idiomas, la poesía, la música...
Los oficios (en este caso me refiero a los textiles) como tejedores, calceteros,
tapiceros, encajeros, etc. eran practicados por hombres. ¡Quién
no conoce la fama internacional de los bordadores y los tapiceros castellanos
del siglo XVI y XVII! O los encajeros de Flandes cuyo oficio tenia tal reconocimientos
que hasta el Estado los liberaba del servicio de armas para que no dejaran su
trabajo que generaba tantísimo prestigio y riqueza!
La industrialización crea un nuevo estilo de vida
En los siglos XVIII y XIX, con la industrialización aparece una nueva clase social: LA BURGUESÍA, o clase media. La sociedad se organiza en función de la industria. El núcleo familiar sitúa el trabajo del hombre burgués fuera y a la mujer en casa. La mujer se ocupa de las labores domésticas pero por su mejor nivel de vida se interesa por la cultura, las labores, la música y la poesía, Puede explicarse como un deseo de aproximación a la nobleza.
Hasta la mitad el siglo XIX las mujeres fuimos globalmente analfabetas. Sin
embargo, aprendimos a hacer el ajuar de la casa, los bordados, el tejido de
punto, los encajes, etc.
Recordemos que el tejido de algodón que nos proporcionaba la industria
ya nos permitía un ajuar algo más abundante.
En este momento llega el auge de la mercería. Es un comercio indispensable, casi de primera necesidad, pero al mismo tiempo prestigioso. Los merceros fueron comerciantes muy acomodados y su negocio era floreciente y seguro. Recordemos que el pintor y escritor catalán Santiago Rusiñol publicó en 1907 la emblemática y popular novela “L’auca del senyor Esteve” (Las aleluyas del señor Esteve), cuya acción transcurre en la mercería de la familia.
A partir de los años 50
Europa empieza a recuperarse de las dos grandes guerras sufridas. La mujer
se incorpora masivamente al trabajo y a la universidad, no sólo por necesidad,
sino por planteamiento personal. El hombre empieza a participar de las tareas
domésticas. Los hábitos en el hogar cambian por la llegada del
doble sueldo.
Toman protagonismo los “hobbys”; el deporte, la gimnasia, las manualidades,
la labores adquieren prestigio. “Yo no puedo ir a dormir, sin hacer mi
ratito de punto de cruz o de encaje a bolillos” nos dicen muchas lectoras.
En el siglo XXI
Con el nuevo “estilo de vida” el comercio de la mercería incorpora a las labores, las manualidades no textiles, pedrería, papel, metal, pinturas, vidrio, etc. Ahora la mujer ya no precisa saber cocinar ni coser. Todas las necesidades de la casa están resueltas. Todo ello acentúa la necesidad de crear y cultivar la propia imagen. Es ahora cuando el “Shoping”, el ir de tiendas, se sitúa como una de las mejores satisfacciones del nuevo consumo. “En la actualidad las tiendas permiten reinventar a los individuos” (dice Thomas Hine en su libro “Me lo llevo”.
La mercería deja de ser proveedora de materiales para remiendos textiles y pasa a vender ILUSIÓN, imagen, arte y PRESTIGIO.
EulaliaUbach, en un momento de su conferencia cuyo contenido se expone en este artículo.
Naturalmente, los merceros como buenos comerciantes también ofrecen toda clase de servicios a las clientas para resolverles los “remiendos” de su ropa personal, o los “acabados” de las labores textiles de uso doméstico.
¿Quines formamos la mercería al empezar el siglo XXI?
Consumidoras: un grupo formado básicamente por: preadolescentes,
jóvenes, adultas, aficionadas expertas y profesoras.
Proveedores:
Suministradas y apoyadas por: fabricantes, mayoristas, detallistas, profesoras,
asociaciones y ferias.
Prensa especializada: a) venta en quioscos, “ventana abierta” a
nuevos universos
b) venta en tiendas de labores y mercerías, para satisfacer el deseo
de la consumidora que necesita ideas inmediatas.
¿Qué debemos hacer?
Complacer: satisfacer todas las demandas de las consumidoras
Estimular: Renovarnos. Proponer nuevos productos, nuevos materiales y nuevas
ideas constantemente.
Seducir: Crear y conseguir nuevas consumidoras
¿Qué ha sucedido?
La sociedad ha cambiado, las mecerías también. Veamos que tipo de mercerías existen en la actualidad.
Mercería de socorro
Todavía subsisten mercerías “de barrio” o de pueblo
que se defienden como pueden con ventas de pequeñísimo importe,
márgenes de beneficio escasos y stocs diversificados en exceso.
Mercería de creación
Con la irrupción del punto de cruz aparecieron tiendas de labores de
nuevo estilo que ya tuvieron su auge y que se adaptan a cada momento incorporando
nuevas propuestas como el patchwork o manualidades no textiles.
Mercería de servicio y de hobby
Afortunadamente ya están empezando a abrirse mercerías situadas
en grandes espacios comerciales, cerca del consumo de los jóvenes, con
una atractiva oferta moderna y dinámica. Una buena gestión de
sus stocs, todos sus productos a la vista y siempre a punto de dar el “consejo
imprescindible” que acompaña la venta de este “hobby”.
La mecería es un sector que está en evolución, pero que tiene un futuro muy esperanzador. Vemos que las sociedades modernas más avanzadas valoran y apoyan la artesanía y las manualidades como una forma de creatividad, cultura y arte indispensable en la especie humana. Sabremos adaptarnos a las nuevas generaciones y conseguir la incorporación de preadolescentes y jóvenes que son nuestro futuro.
Debemos invertir en: Diseño = incorporar firmas y hacer moda
Calidad. Imprescindible ya que se trata de productos de lujo. El precio no importa
si se complace el deseo
Un punto básico
Para acabar este exposición quiero recordar que ahora mismo, nuestro
sector se apoya en las consumidoras de mediana edad, las expertas y las profesoras.
Debemos agradecerles su confianza y su entusiasmo para que transmitan a las
nuevas generaciones sobre todo en el ámbito de las familias, este bien
cultural de valor incalculable.
Asimismo, apoyar a organismos colectivos como ASEMFO, para que con la fuerza
de todos, logremos los apoyos públicos que fortalecerán el ejercicio
de las manualidades, tanto generales como textiles y, al mismo tiempo, fortalecer
a nuestro querido sector de la mercería.
ASEMFO
Asociación Empresarial de la Mercería y la Fornitura
Viladomat, 174, 4ª planta
Tel /Fax 93 453 86 04
e-mail: asemfo@teleline.es