Nuevos retos para el comercio al detalle
Durante la celebración del Salón
Expo Retail se sucedieron diferentes actos, conferencias, ponencias, exposiciones,
etc., cuyo objetivo común era el de proponer algunos medios para conseguir
que los comercios al detalle adopten la presencia que exige el consumidor actual.
Esto dicho así suena como algo etéreo pero no es lo que a simple
vista parece.
Si nos paseamos por las calles comerciales de las grandes ciudades del mundo
quedará muy claro el concepto de la presencia de un comercio y de la
influencia que tendrá sobre su aceptación y en definitiva sobre
sus resultados finales. Son la demostración de toda una serie de nuevos
retos a los que deben de hacer frente los comercios del siglo XXI y que se pusieron
de manifiesto en la jornada celebrada con el mismo titulo.
La “Caja escénica”
Maria Callís de la consultora Alpenstock lo definió como “caja
escénica” un lugar donde se desarrolla el acto de la compra, una
pieza cuyo protagonista será el cliente, secundado por actores, escenografía,
iluminación, guión, incluso efectos especiales. Todo hasta conseguir
un “final feliz”
Si algunos de estos aspectos no están dentro de lo que el cliente espera,
de lo que le ofrecen en otros establecimientos, es posible que no se consiga
la llegada al final deseado, que se malogren toda una serie de recursos que
con toda su importancia y poder de decisión no sean suficientes aunque
en otro tiempo sí lo eran.
No se hablaba -claro está- de productos, de precios, de stocks o de cualquiera
de los conceptos clásicos considerados clave. Se trataba de otra clave.
Como la imagen de comparar el escaparate como el trailer de lo que el comprador
encontrará en la caja escénica, o del nombre del establecimiento
como un sugestivo título y punto de partida, de que los vendedores acierten
en su aparición en escena, con la palabra justa para enlazar con un guión
que estimule, informe, resuelva, satisfaga...En definitiva que todo ello provoque
la reacción deseada
Y se valoraban aspectos como la situación del producto, el equilibrio
necesario entre presencia del producto y espacio ambiental, sin el agobio de
la cantidad o la presión de la exhaustiva variedad que consigue inhibir
y desalentar al cliente. Todo ello presidido por la luz adecuada a cada lugar:
zonas cálidas y zonas frías, que permitan potenciar algunos puntos
momento, pero que se alternen zonas de relax, que refuercen la personalidad
con una atmósfera amable, en sintonía con la relación distendida
entre vendedor y comprador. La iluminación según algunos expertos
sigue siendo la asignatura pendiente de muchas tiendas, su “talón
de Aquiles”.
“Sectorización” en el punto
de venta
Para el arquitecto Juan Pascual la otra asignatura pendiente está en
la perfecta conjunción entre mobiliario y producto para conseguir que
se realice una función de conducción del cliente en su recorrido
por el establecimiento comercial. Un aspecto que pueden y deben tenerlo presente
todos los puntos de venta, indistintamente de sus metros cuadrados.
El mobiliario, los elementos de exposición, están al servicio
del producto sean personalizados o estándar, y éste es un principio
esencial que no puede perderse de vista.
Donde no hay orden no hay facilidad de comunicación y si un comercio
no consigue comunicar con fluidez es muy posible que el vacío que se
produce en el comprador consiga con facilidad que éste desista de todo
intento de participar activamente en el acto de la compra, de comprar –por
decirlo llanamente-. Todo parece indicar que la sectorización es indispensable
dentro de la integración entre mobiliario y producto.
Para este arquitecto el escaparate debe de dejar de ser un muro para convertirse
en una exquisitez, una auténtica antesala de la tienda.
Y destacó -para terminar- la mayor importancia que adquiere el “packing”
como elemento de influencia y de prestigio. En ocasiones ya no se trata del:
“-Envuélvamelo para regado”, el regalo es el embalaje que
circulará más allá del destino previsto como un elemento
diferenciador durante y después.
No estamos exentos
Nada de todo esto: conceptos, ideas, sugerencias... es harina de otro costal
para el sector de la mercería, que en buena parte se aferra a unos clisés
del rancio celuloide en una era digital de grandes efectos especiales nada reñidos
a líneas de productos tradicionales ni a los sistemas igualmente tradicionales
de distribución. Debe preocupar el producto pero no más que la
forma de hacerlo llegar al comprador de ahora. Este es probablemente uno de
los más importantes retos a asumir.
M. Domènech Mir