En 1970 Pedro Cantera, siguiendo los pasos profesionales de su padre, cuyo negocio estaba establecido en La Rioja, abrió el suyo propio en Vitoria, un comercio de venta de lanas al por mayor. Posteriormente se abrió la tienda de lanas Cristina y, actualmente, son ya tres los establecimientos de estas características que están regentados por miembros de esta misma familia.
Hablamos, en primer lugar, con Pedro Cantera, hijo del fundador y culpable de esta "pasión lanera" que manifiestan sus descendientes.
¿Su actividad profesional ha estado siempre centrada en el sector de la mercería?
Prácticamente nací entre madejas de lana. Éste era el negocio de mi padre y al crecer en este ambiente, no puedo negar que tengo una relación de "cariño y amor" hacía estos productos. Mi vida ha estado, pues, siempre vinculada a este sector.
¿Considera que este sector está atravesando un buen momento?
Como cualquier sector, el de las lanas para labores no es una excepción. Desde que hemos abierto nuestro negocio podríamos decir que hemos vivido cuatro ciclos. Se han atravesado épocas buenas y otras menos buenas. Los altibajos son normales aunque si nos atenemos a este momento actual, podemos afirmar que estamos atravesando una buena etapa aunque estemos lejos del "boom" que se registró hace aproximadamente 12 años. Posteriormente, recién iniciada la década de los 90 y en vistas del bajón sufrido por este sector, nos vimos obligados a introducir en nuestros establecimientos, nuevas líneas de producto como por ejemplo: Ropa deportiva y género de punto aunque sin olvidar, naturalmente, el protagonismo de las lanas.
¿Qué cambios en el mercado de las lanas para labores ha observado en estas últimas dos décadas?
Continúan mostrándonos su fidelidad las consumidoras con una edad superior a los 50 años, aunque podemos afirmar que estamos notando una notable presencia de mujeres más jóvenes que se muestran interesadas en aprender la práctica del tricotado. Se inician con la realización de las mega bufandas de máxima actualidad y a través de estos puntos lisos se entusiasman. Nos piden nuestro consejo y asesoramiento y nosotros estamos encantados de poder orientarlas porque a través de nuestro apoyo se sienten arropadas.
